(Bogotá D.C, Colombia)
Fotografía: Camila Benavidez
Crónica: Andrés Angulo Linares
En sus ojos ―pequeños cristales opacados por los años―, se dibujan los trazos de los acontecimientos que han definido la historia de la sociedad. En su voz, el relato del transcurso inevitable del tiempo, revive esos instantes que han sido guardados en los rincones desconocidos de su memoria, esperando encontrar oídos dispuestos a escucharlos. El mundo que conocieron en su juventud, no es el mismo, pero ha sabido quedarse en ellos, como los suspiros de un pasado que encuentra alivio al saber que hicieron todo lo posible, para dejarles a sus hijos y sus nietos un lugar mejor.
Sus manos, delicadas y arrugadas, han escrito ―con más sacrificio que descanso― una historia definida por el azar del amor, la eventualidad del dolor y la imprevisibilidad de la vida. Sus pasos, ahora lentos, son antecedidos por la huella que han dejado sus pisadas a lo largo de un camino, que hoy es recorrido por los portadores de su legado. Son nuestras abuelas y abuelos, y la huella del tiempo se ha plasmado sobre su piel, como el vestigio de la existencia.
La sociedad ―en ocasiones caprichosa y en otras arbitraria―, ha impuesto sobre ellos títulos odiosos que no rinden cuenta a su herencia, ni protegen su legado. No obstante, también, han encontrado en su camino, a ángeles dispuestos a escuchar con atención sus historias, a tomar su mano y guiarlos con paciencia, a cuidarlos con el amor que merecen y que tanto necesitan.
Son ellos, los adultos mayores y sus cuidadores, el foco fundamental de una organización que decidió sacar adelante un proceso que busca, a través de las posibilidades del arte, llevar alegría a su cotidianidad y ―por qué no―, dar un poco de alivio a las dificultades de la vejez y de la vida misma.
Es así como Pausa Creativa, corporación colombiana, desde su fundación, ha correspondido a una premisa fundamental: transformar vidas a través del arte. No lo hace desde la teoría, sino desde la conexión directa con las personas y sus emociones internas, gracias a las posibilidades que ofrece la disciplina del arte terapia en sus diversas expresiones.
En cabeza de su fundadora, Pausa Creativa, completa una historia que supera los 15 años y que comenzó a partir de la especialización que Ana Carolina Ramírez, directora del proyecto, realizó en la Academia de Bellas Artes de Milán. Fue allí donde nació, también, la inquietud de usar el arte como una herramienta sanadora, puesta a disposición de las personas que lo necesitaran.
―Los frutos concebidos durante mi proceso de investigación redundaron en la formulación de talleres de arteterapia grupal―, afirma Ana Carolina Ramírez.
―Es una intervención que propone un espacio artístico terapéutico significativo de reflexión, expresión artística y bienestar emocional―, explica Ana Carolina.
Los logros alcanzados durante el proceso, extendería los horizontes de Pausa Creativa, que para el 2023, presentaría una propuesta mucho más ambiciosa, enfocada a un nicho de población específico: los adultos mayores y cuidadores, en esta ocasión, residentes en la localidad de Teusaquillo, a través del proyecto ‘¡Talleres artísticos y pausas creativas que alegran la vida!’
―Nuestro proyecto se enfoca en la prevención de problemas de salud mental, la gestión emocional y la promoción del bienestar físico, mental y emocional―, agrega.
Con el respaldo de un equipo humano interdisciplinario, Pausa Creativa, resultaría favorecida en los estímulos otorgados por Es Cultura Local, para poner en marcha el proyecto el 21 de septiembre e iniciar, de esta manera, un ciclo de intervenciones en diferentes espacios abiertos y hogares geriátricos del territorio.
Parques, salones comunales, albergues y otros espacios de la localidad 13, serían tomados por el equipo de la corporación, con el fin de llevar a cabo talleres de formación en arte terapia, biodanza y música, desarrollados en cinco ejes fundamentales: vitalidad, afectividad, creatividad, espiritualidad y el placer de vivir.
Durante un poco más de dos meses, Pausa Creativa, a través de los talleres presenciales y virtuales, proporcionó una experiencia vital a los participantes de cada sesión, en su mayoría, adultos mayores, quienes, en compañía de sus cuidadoras, encontraron un espacio de esparcimiento que les permitió expresarse de manera libre y espontánea gracias al arte terapia, la biodanza y la música; también, una oportunidad, en la que podían dejar escapar sus emociones más profundas, sin la prevención de ser juzgados o señalados.
―Los participantes, en la medida que sienten amor y respaldo, afloran sus sentimientos mostrando felicidad espiritual―, complementa.
Las estrategias pedagógicas y didácticas, bajo las cuales se concibieron los ‘¡Talleres artísticos y pausas creativas que alegran la vida!’, hicieron posible que cada actividad realizada, cumpliera con un propósito y facilitara el encuentro de los adultos mayores con sus emociones internas, recuerdos dolorosos sin procesar y sentimientos profundos, tomando como punto de partida la exploración sensorial a través de los diversos lenguajes del arte.
Durante 47 sesiones ―presenciales y virtuales―, Pausa Creativa, dejó una huella en cada una de las personas que formaron parte de ellas; pero, también, cada abuelita, cada abuelito, cada cuidador, dejó un poco de sí mismo en las actividades realizadas, en las obras pictóricas de arte terapia, en las canciones de los talleres musicales, en los pasos de baile de los espacios de biodanza. Una conexión genuina que creó lazos entre ellos y con los líderes de cada jornada.
El ciclo de los ¡Talleres artísticos y pausas creativas que alegran la vida!, culminó con la ceremonia de clausura realizada en el Teatro Bernardo Romero; sin embargo, sus pasos continuarán atravesando la ciudad para transformar vidas a través del arte terapia, la música y la biodanza; para dejar, también, una pequeña huella que sabe despertar sonrisas, que sabe transformar vidas.